Erase una vez

Erase una vez un ave que por ordenes de un rey solía viajar siempre en contra del viento y regularmente con el sol del medio día sobre sobre sus alas...
Esta ave nunca se quejaba de las inclemencias en las cuales se tenía que mover por el universo debido a que nunca había trabajado para alguna otra persona que no fuese el rey; las funciones que tenía que realizar en este empleo, las había tenido que realizar siempre bajo las mismas condiciones.
Una vez, la reina solicitó los servicios de esta ave y el rey no tuvo de otra que aceptar prestarle a su empleado. La reina le pidió al ave que hiciera el viaje al amanecer... la dirección: "el poniente"...
El viaje no le quitaría más de dos horas de ida y vuelta pero la reina le dijo que se tomara todo el día, que regresará hasta el anochecer...
El ave por primera vez realizó un viaje corto, en una dirección favorable y sin la fuerza del sol pegándole en las alas; pero sobre todo, tuvo tiempo para disfrutar del paisaje, para descansar, para tomar agua de uno de los ríos más hermosos del mundo, para hacer cuanto quisiera..... El ave quedó sorprendida de las ventajas que tenía el hecho de no trabajar para el rey y desde entonces luchó por trabajar de manera independiente pero por un contrato firmado anteriormente, parecía que debía servirle al rey hasta que este muriera.... La ventaja es que el dueño del contrato estaba envejeciendo y por lo tanto, su fuerza, al igual que sus mandatos, disminuían considerablemente con el transcurso del tiempo hasta que llegó un momento en el cual, el ave sólo debía de cumplir con una orden más y después de ello, sería completamente libre de surcar toda la infinidad de cielos que así se propusiera....

Mientras ese día llegue..... que se preparen las estrellas para ser tocadas por esta ave...